marzo 01, 2016

Ella Me Enamoro


Éramos mudos de verbos y gritábamos con el alma.
Éramos inteligencia pura de ignorar lo que hace daño.



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No fue aquel  otoño de altas, ni aquel invierno de bajas.
No fueron los besos ni las caricias, o ciertas miradas.
No fue su arte en la cocina, o cuan sexy en lienzos de diminuta ropa podía verse.
Ni como camina por las aceras o se contonea en vestidos de color lila por la playa,
Ni saltar toda una rutina con la misión de robar mis labios un instante,
Ni como me tomaba de la camisa o la víscera para sumergirse en mí cuan trapecista pendiendo de un hilo apostando la vida.

No fue su piel, ni su sexo,
No fueron sus lágrimas
No fueron sus palabras
Y mucho menos  como me dejaba largas horas en espera de una respuesta,
Ni como tallaba tantos peros entre encuentros
Ni ese embriagante descaro de orillar a puntapiè la oportunidad de entrar en su círculo, en su mundo.
No fue por los celos que despertaba en mí.
Ni la manera en como rosaba el borde de la copa con la palma de su mano
Ni como brillan sus ojos cuando habla de las cosas que ama.

No es el pelo de sus perros o la marca de su jabón,
No es como conduce, ni como sostiene el tenedor.
No es la música que le invitaba a escuchar e ignoraba con tanta gracia.
Ni que llore en las películas, o se exalte con las mismas.
Quizás fuera cuan interesante hacia que sus cocalecas mordiesen mi paladar como tiernos mensajeros de sus deseos.
Pero no, No fue nada de eso.

Todo eso me enamoraba de a poco,
Se maceraba en mí a cuenta gotas,
Todo eso me estaba enamorando,
Pero lo que realmente me enamoró,
Cuando me dije "ESTA ES ELLA",
Fue la peor noche de todas,
Esa noche que estaba tan bella,
Nunca había visto una estrella vestir de rosa, pero la vi,
La vi esa noche, pero no fue eso lo que me enamoró.

Ella estaba enojada, ¡Dios! sí que lo estaba,
Yo esclava de Dionisio y mis malos hábitos.
Nueva vez desafiando a Cronos en un juego de cartas
Baraje preciosas horas de estar a su lado

Ella espero, no sé porque espero,
No merezco que haya esperado pero ahí estaba.
Caminamos hacia el parque, bajo el manto de la noche,
Con una tensión tan enorme que tocar su mano si quiera podía,
No me lo permitía.
Saboreé el arrepentimiento.

Llegamos al parque.



Tomamos de una misma botella,
Rosó el borde de su copa con la palma de su mano.
Me miraba, yo estaba perdida en mi propio desencanto,
Mi mente columpiaba entre la culpa y reprogramar mi vida para ella.
Tan concentrada olvide que estaba a mi lado.
Ella pensó que me rompía,
En cambio me hacía más fuerte; para mí, para ella, para nosotras.
Fuerzas que acumulaba en vano.
Y comenzamos a platicar, hice el esfuerzo de volver al presente
Sentí el brillo en mi ojos al hablar de las cosas que amo y la Mire...
Vi como ella me miraba, vi sus ojos, vi su vida, me vi en ella.
Vi que se le desnudaba el alma en un instante, yo la vi
Era tan tenue esa sonrisa, era la puerta de todo lo que siempre espere.
Así me enamoró, De Golpe.
Pasaron dos segundos y su sonrisa se apagó, recordó mi imbecilidad,
Sentí que se rompió.
Y allí sin más ni menos mi cenicienta se desenamoró.





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