Enciendo un cigarro y noto como se vuelve pasado en sus propias cenizas.
Arde el presente.
Le observo de lejos consumirse pulgada tras pulgada, centimetro a centimetro
pudiendo haber disfrutado cada minimo milimetro de copasos intensos a ojos cerrados.
Ese calor en los labios a la espera del sorbo mas delirante.
Segun dictan las malas lenguas, ha de llamarse Felicidad.
Que necedad la nuestra de llamarle pluma a un simple lapicero,
A un cabo de lo que alguna vez fue un lapiz
Amor a un encuentro pasajero
Un frio coctel de besos
Fiesta burda de absurdos anhelos.
Lo contemplo esperando el mejor momento para inhalar de un solo trago el extasis profundo que hara valer cada segundo de esta vigilia.
Dejo pasar cada instante.
Donde hubo sabor solo van quedando espacios vacios.
Mis oportunidades hechas brasas van cayendo al infinito,
Intentar saborearlas a destiempo destilaria un beso amargo.
Aprende a elegir con el corazon aquello que no es de la cabeza.
Y veo la meta final,
el fuego a punto de alcanzar mis dedos.
Dos lineas separan las llamas de ese gran momento
Alli donde esta inscrita la marca oscila el instante deseado.
Poso mis labios sobre el, mis parpados anulan mi vista, inspiro a todo pulmon.
Justo ahi donde habria de hallar razon a la mitad de mi existencia
jubilo tras todos mis pesares
respuesta a mis plegarias...
No siento nada.
Desmantelando mi pupilas las verdades se hacen claras
exhalo
el cigarro se apaga
he muerto.
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